18-06-2020
Saludos amigos(as), hoy quiero compartir una experiencia
de hace muchos años (mas de 20) y que me unieron más a la virgen Maria.
Era una noche de Jueves Santo, llovía y hacia frío entonces desistí ir a misa y visitar los monumentos; opte por leer los
pasajes de la Pasión de Nuestro Señor en los Evangelios. Estaba imaginando como
habría sido todo ese doloroso suceso, pero mi atención se centró en cómo habría
sido la situación de la Virgen María. Trataba de imaginar el dolor que Ella habría
sentido por el sufrimiento de su Hijo al verlo tan maltratado y herido físicamente, sobre todo el dolor que Jesús sentiría por el abandono, ya que nadie osaba
defenderlo. ¡Que sufrimiento de Maria! ¡Que dolor! Sufría por su Hijo, por Ella
y por la ingratitud de quienes lo ajusticiaban. Ella sabía que Jesús no había
hecho nada en contra de quienes lo maltrataban!. ¡Oh Madre Maria! ¡Como
sufriste!¡ Creo que nunca siquiera podría imaginar tu dolor! …
Ser consciente del sufrimiento de nuestra Señora, fue una
revelación para mí. Fue un despertar a una realidad que nos habla de la
grandeza de nuestra Madre quien acompaño a Jesús en su sufrimiento para la redención
de nuestros pecados.¿ Como no amar a la Madre de Dios quien sufrió tanto, junto
a su Hijo, por nuestra redención? ¿Cómo no reconocerla como nuestra
corredentora? ¡Oh Madre de Dios!¡
Sufriste tanto por nuestra raza humana! ¡Tú derramaste lagrimas que se juntaron al
agua del costado y a la sangre de tu Hijo Divino! ¡María, Madre! ¡Gracias por
tu amor a tu Hijo y a nosotros! Tu estuviste al pie de la cruz, acompañando en
silencio, con muchísimo dolor, y cuando Jesús murió, Tú te quedaste sufriendo
¡Oh dolor! ¡Oh esperanza!... si, esperanza porque ,Tu Señora sabias que Él
estaba con el Padre.
Ahora en 2020 nos toca vivir tiempos de mucha
incertidumbre, desazón, dudas, dolor, en suma: sufrimiento. No olvidemos que,
hace más de dos mil años alguien paso por todo esto y mucho más, pero lo
afronto con fe, y esperanza. Ese alguien se llama María y es la Madre de Dios. La fe de María era firme porque sabía que su
Hijo se inmolaba por amor.La fe le daba la fortaleza en el sufrimiento, y la
esperanza la animaba a confiar plenamente en Dios ya que Jesús iría con El. Actualmente La Virgen María está
acompañándonos en este proceso de cambios donde todo está confuso, nos sentimos
temerosos y de una manera u otra estamos sufriendo, entonces; a ejemplo de
María; tengamos fe y esperanza, acudamos a Ella implorándole su asistencia en
esta vida y digámosle continuamente: “Ábrenos las puertas de la misericordia. Oh Madre de Dios, porque al confiarnos
a Ti, no seremos defraudados, antes bien seremos librados de las adversidades,
porque Tu eres la salvación del pueblo cristiano” (Del
Ritual Bizantino)
Amigos la Virgen María está
intercediendo por nosotros, confiemos y acudamos constantemente a Ella, no
seremos defraudados.
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