27-06-2020
“Socorro sois perpetuo, venid pues os imploro, venid en
mi socorro Oh Madre de bondad””
Así reza el estribillo del Himno a la Virgen del Perpetuo
Socorro y que cantábamos en mi escuelita fiscal, en Huaraz, allá por los años
1967.
El icono de la Virgen del Perpetuo Socorro fue venerado
por la familia de mis abuelos, padres de mi mamá, y tenían este cuadro en la
casa de Collahuasi, (Centro Poblado de Recuay al sur de Huaraz.) MI madre tuvo esta casa y
terreno, lo que me permitió tener recuerdos muy hermosos de mi niñez en el
campo.
Acudíamos a Collahuasi en le época de cosecha de papas y
recuerdo que dormíamos en la era (espacio de tierra limpia y firme donde se
trillan las mieses) sobre la paja, bien abrigadas con frazadas de lana de oveja
y mirando las estrellas.
La casa de mis abuelos estaba casi derruida cuando la conocí,
mis padres la arreglaron, pero en sus buenos tiempos esta casa habría sido un
lugar muy bonito, la sala era grande y las paredes habían sido forradas con
papel decorativo, la cocina parecía haber sido un ambiente muy abrigado y con
un gran fogón. La colca, todavía era espaciosa y se notaba que había sido un
buen almacén de granos y/o papas…las otras habitaciones que existieron ya no
estaban; En el patio empedrado existían los restos de un pequeño jardín a cuyo
lado había un puquio de agua muy limpia y más allá una pequeña huerta; cruzando
todo ese espacio ocupado estaba la era que servía de límite entre la casa y los
campos de cultivo.
Mis padres decidieron trasladar a Huaraz el cuadro de la Virgen
porque se “encontraba abandonada en Collahuasi” así dijo mi papá. El cuadro
tenia incrustado unas pequeñas flores de plata que fueron hechas y ofrecidas
por mi abuelo, quien fue joyero, pero el marco estaba muy viejo y casi
deshecho, entonces Don Teo decidió cambiarle el marco. Un día, ya en Huaraz mi papá
no llego a almorzar, había salido a su trabajo y no llegaba. Estábamos preocupadas,
eso no sucedía siempre y salíamos a la calle a ver si venia. Y..si, Don Teo, venía
a lo lejos “tambaleándose” se notaba que estaba mareado y traía algo consigo. Junto
a mi madre le dimos el alcance y le ayudamos a llegar a casa. Fue muy gracioso
tratar de mantenerlo caminando bien porque Don Teo exageraba la nota y hacia
muchas piruetas y bromas y no quería soltar el paquete. Al fin en casa logramos
que nos entregue el paquete con muchas indicaciones para tener cuidado al
abrirlo. Cuando lo abrimos nos dimos con la Imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro
con un nuevo marco y vidrio. “La Virgen lo ha cuidado para evitar que se caiga”
dijo mi madre. Colocamos el cuadro en la
habitación donde nos reuníamos siempre.
Este cuadro acompaño a mi mami en su habitación, hasta
sus últimos momentos de vida.
Personalmente, tuve una experiencia con la devoción a la
Virgen María en la Advocación de la Virgen del Perpetuo Socorro. Una noche tuve
una pesadilla muy rara, estaba luchando con un ser que parecía un cóndor tenia
alas negras muy grandes y me atacaba furioso con sus garras trataban de herirme, yo estaba
desesperada y muy asustada, entonces vi que de una medalla de la Virgen del
Perpetuo socorro se proyectaba, muy grande, la imagen de la Virgen que hizo huir al
animal. Desperté muy asustada pero también muy aliviada. Al pasar el tiempo y
recordar esta experiencia he comprendido la importancia de las medallas de Jesús,
María, los Santos y Ángeles, yo creo que si bien son símbolos representativos
de alguna forma nos protegen. Creo que no en vano la iglesia nos presenta estos
elementos para llevarlos con nosotros así
tenemos por ejemplo la Medalla Milagrosa, la Medalla de
San Benito, el Santo Escapulario, la Medalla de la Virgen del Perpetuo Socorro etc. Yo llevo siempre conmigo, desde niña, la
Medalla de la Virgen. En el terremoto del 70 ya la llevaba. Recomiendo llevar,
con devoción, alguna Medalla.
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