07-05-2020
Queridos
Amigos. Saludos:
Días atrás envié por internet unas publicaciones
sobre el Santo Rosario, la finalidad era brindar una guía resumida sobre el
Rezo del Santo Rosario a personas con formación cristiana que, por diversos
motivos, ignoran esta forma de oración mariana; también pensé en quienes no son
cristianos y que desconocen la riqueza de esta forma de oración.
Cuando
termine de enviar las publicaciones tuve una conversación, sobre el tema, con
una persona muy querida, quien siguió la publicación; ella me sugirió que yo
comparta las experiencias de mi vida de fe junto a la Virgen María.
La
idea me gusto, creo que sería motivo para llegar a quienes aman a nuestra Madre
y desean escuchar relatos de como la virgen María se manifiesta a quienes
caminamos con Ella También he pensado en amigos o personas que no conocen a la
Virgen. Ojalá que este sencillo relato, que empiezo, sea motivador para
“empezar a conocer” a María ¡Madre de Dios, Abogada nuestra, Poderosa Reina,
¡digna de veneración y alabanza!
Recuerdo
que San Juan Bosco decía: “Hay que predicar a todos, grandes y chicos, que son
hijos de María Santísima, que Ella los quiere librar de los peligros del mundo
y llevarlos a la gloria celestial, y que a los que la honran con sus oraciones
y con el cumplimiento exacto de su deber Ella les concederá infinitas gracias y
favores”.
Amigos, la Virgen María otorga gracias y
favores a quienes la aman y la consideran porque es La Madre de Jesús;
recordemos que Jesús es Dios y María es nuestra Abogada ante El. Narra el Evangelio que, en las bodas de Caná,
María abogo por los novios cuando se les acabo el vino y Jesús obro el milagro
de convertir el agua en un vino de mejor calidad, lo hizo a pedido de su Madre María.
Ese pasaje continua a través de los siglos hasta ahora, María siempre aboga por
nosotros ante Dios. Su amor de madre hacia Jesús es inmensurable y el amor que
Ella tiene hacia nosotros también lo es, porque somos sus hijos, lo narra el
Evangelio, cuando Jesús ya en la Cruz, le dice a San Juan “ He allí a tu Madre” y a María le dice “ Mujer, he allí a tu hijo”. San Juan nos
representaba.
En
el caminar de mi vida personal, Maria como nuestra Madre, nunca me ha abandonado, a
pesar de que yo no cumplo exactamente con mis deberes como su hija, sin embargo
he recibido de Ella ¡tantos
favores! Que la emoción me
embarga al reconocer su bondad, su protección, su amor.
Continua…..
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